La traumatología oral es unas de las lesiones más frecuentes del cuerpo humano. Si no son tratadas oportuna y adecuadamente pueden condicionar un alto índice de complicaciones y secuelas. Los traumatismos faciales representan una patología con características especiales, las fracturas de los huesos de la cara ocasionan problemas tanto desde el punto de vista estético como funcional, siendo uno de los padecimientos más incapacitantes psicológica y emocionalmente, especialmente las asociadas a lesiones de partes blandas (Piel y músculos).
Debido al gran número de estructuras que están involucradas y a la gran irrigación e inervación de la cara, se debe tener mucho cuidado en la evaluación de las lesiones y en su consecuente manejo y sólo debe ser realizado por un Médico especialista en Cirugía Oral y Maxilofacial.
Los traumatismos faciales más frecuentes son los originados en accidentes de tráfico (cerca de un 40%), agresiones, herida por arma de fuego, accidentes deportivos, deportes de alto riesgo (ciclismo, karate, senderismo, alpinismo, toreo) y accidentes laborales.
Objetivo de la traumatología oral
El objetivo fundamental de la traumatología y la cirugía reconstructiva es el de restablecer la anatomía y la función de las partes lesionadas a su estado original o anterior al traumatismo. Las principales intervenciones de esta especialidad son:
- Tratamiento de Secuelas (fracturas mal tratadas)
- Corrección de maloclusiones post traumáticas
- Asimetrías faciales post traumáticas
- Cirugía reconstructiva
- Rehabilitación protésica post traumática
Distintas fracturas para la cirugía oral
La fractura del maxilar superior o de la mandíbula ocasiona una alteración entre la relación de los dientes superiores e inferiores (alteración de la oclusión dentaria) que puede ocasionar graves complicaciones como dificultad para la masticación, alteraciones de la fonación, dolores o neuralgias y desarreglos en la articulación temporo-mandibular (ATM).
Las fracturas de los huesos de la cara, además, pueden ocasionar problemas en la visión, respiración y en el olfato. En el caso de traumatismos faciales del tercio medio e inferior (huesos maxilar y mandibular), donde la masticación, la respiración y la fonación se encuentran afectadas, no bastaría entonces con la simple reparación del daño, se deben restablecer las funciones, por lo tanto debe considerarse el tratamiento de secuelas producto de los traumatismos, como por ejemplo la corrección de maloclusiones, asimetrías, trastornos masticatorios y disfunciones articulares.
Entre las fracturas faciales más comunes, y que muchas veces pasa inadvertida, debemos mencionar la fractura condilar del hueso mandibular, que si ocurre en la niñez causa graves alteraciones en el crecimiento facial, deformidades o desarmonias dentofaciales, dolor y disfunciones de la articulación temporomandibular. De ahí la importancia del correcto diagnóstico y tratamiento de la misma.
Fracturas faciales más comunes:
- Fractura Nasal: es una de las más frecuentes y se caracteriza por la depresión del hueso propio de la nariz o una asimetría nasal. En estas fracturas se observa un alto porcentaje de deformidad postraumática que oscila entre el 14 y el 50% según las series.
- Fracturas órbito-naso-etmoidales: son fracturas aisladas o combinadas de los huesos nasales, apófisis ascendente del maxilar, etmoides y apófisis nasal del frontal.
- Fracturas mandibulares: constituyen junto con las fracturas nasales las lesiones óseas más frecuentes del territorio facial. Estadísticamente, y si no consideramos las fracturas de los huesos propios, podemos establecer que las fracturas de mandíbula representan el 60% y las del tercio medio el 40% del total de fracturas de la cara. La mayoría cursan con una alteración de la oclusión (relaciones interdentarias). Las mas frecuentes son:
- Fracturas dentoalveolares: fractura en conjunto del hueso y de varios dientes. Representan el 23% de las fracturas mandibulares.
- Fracturas del cóndilo: representan la localización más frecuente de las fracturas mandibulares – en un 36%- y como ya mencionamos son la que ocasionan mayores problemas de crecimiento y maloclusiones. Es de las fracturas faciales la menos diagnosticada.
- Fracturas del maxilar superior: son las denominadas fracturas tipo Lefort, y no afectan exclusivamente al maxilar superior. Las fracturas de Lefort se pueden dividir en fracturas infracigomáticas (Lefort I y Lefort II) y supracigomáticas (Lefort III). La más frecuente de los tres tipos es el Lefort II, seguido por el LeFort I.
- Fracturas cigomático-malares (laterofaciales): se pueden incluir en este grupo las fracturas del suelo de la órbita, desplazándose los fragmentos óseos hacia el seno maxilar (fracturas Blow-out) o hacia el interior de la cavidad orbitaria (fracturas Blow-in).
- Fracturas frontales: incluyen marcos supraorbitarios y senos frontales, en sus paredes anterior y/o posterior con o sin afectación del conducto nasofrontal.
Una de las áreas donde los cirujanos orales y maxilofaciales han sido entrenados intensamente es la reparación de lesiones traumáticas, incluyendo fracturas de mandíbula, maxilar superior, órbita y nariz, y también en el sellado de laceraciones extraorales. El tratamiento del trauma puede incluir la reparación de los tejidos faciales blandos, mandíbulas, mejillas, boca, y dientes, lo mismo que fracturas en la región de cabeza y cuello.
Cirugía Reconstructiva
La cirugía reconstructiva se realiza en las anormalidades de la cara causadas por problemas congénitos o problemas en desarrollo, trauma, infección, tumores o enfermedad. El entrenamiento de cirugía oral y maxilofacial en cirugía reconstructiva incluye la corrección de las mandibulas, huesos faciales, tejidos faciales blandos, lo mismo que la patología quirúrgica, y anomalías del labio leporino y paladar hendido. Esta parte de la cirugía incluye con frecuencia los injertos de tejidos blandos y duros de otras partes del cuerpo para la reconstrucción del área maxilofacial. La cirugía reconstructiva de la mandíbula y el maxilar también merecen especial atención, ya que la pérdida de dientes y las malposiciones dentarias producto de las mismas son muy frecuentes. La reconstrucción correcta del hueso permitirá la posterior colocación de implantes dentales o el uso de prótesis faciales.